México se ubicó entre el segundo y cuarto lugar mundial en ciberataques, y los fraudes digitales superaron los 8,000 millones de dólares en pérdidas el último año. Un solo incidente corporativo puede costar más de 4.8 millones de dólares, sin contar el impacto silencioso en la reputación: basta un clic para que un cliente decida abandonar a una empresa que no protege adecuadamente sus datos.